La vista es uno de los sentidos más importantes pero, por desgracia, existen diversas enfermedades que pueden causar estragos en nuestra visión. Una de las condiciones más dañinas que pueden afectar a nuestros ojos son los tumores oculares.
¿Qué es un tumor ocular?
Al igual que ocurre con los tumores en cualquier otro órgano, tener un tumor dentro o alrededor del ojo no significa que tengas o que vayas a tener cáncer. Algunos tumores son benignos (no cancerosos) y permanecen así, sin suponer nunca una amenaza para la vida. Algunos acaban por volverse cancerosos y otros aparecen cuando un cáncer se extiende a otros órganos; un proceso conocido como metástasis.
Sin embargo, aunque el tumor no ponga tu vida en riesgo, sí que puede ser perjudicial para tu salud y, en este caso, afectar seriamente a tu vista. Los tumores oculares pueden ser de cualquiera de los tres tipos antes mencionados.
Los tumores oculares pueden aparecer en los párpados, alrededor del ojo, en el iris o alrededor del mismo o incluso dentro del ojo. Un diagnóstico precoz puede ser vital para tratarlos con éxito si esto fuera preciso. Algunos tipos de tumores benignos que pueden requerir tratamiento son el hemangioma coroideo, el hemangioma cavernoso y el nevus ocular (lunar en el ojo).
¿Cuáles pueden ser los síntomas de un tumor ocular?
Un tumor ocular puede provocar diversos síntomas. Algunos son:
Ceguera súbita
Visión distorsionada
Visión borrosa
Puntos ciegos
Ojo muy enrojecido e hinchado
Pólipos alrededor o dentro del ojo
Pupilas blancas
Aparición de manchas negras en el iris
Cambios en el tamaño o la forma de la pupila
Los síntomas pueden ser muy variados y hacerte revisiones frecuentes con tu oftalmólogo puede ayudarte a detectar las enfermedades oculares en su fase inicial. Aunque un tumor ocular puede ser la causa de estos síntomas, experimentarlos no significa necesariamente que se tenga uno.
¿Estoy en riesgo de desarrollar un tumor ocular?
El riesgo de desarrollar un tumor depende, en gran medida, de la genética. Si alguien de tu familia tiene o ha tenido un tumor, entonces existe una mayor probabilidad de que tú también lo desarrolles. Es muy poco frecuente que los tumores oculares cancerosos se inicien en el ojo. Normalmente el cáncer se inicia en otra parte del cuerpo y luego se extiende hasta llegar al ojo. Otros factores de riesgo pueden ser:
La edad. El envejecimiento aumenta el riesgo de padecer diversas condiciones, entre ellas los tumores oculares.
La exposición excesiva a los rayos UV también aumenta la probabilidad de desarrollar un tumor ocular.
Las personas de ojos claros corren un mayor riesgo de desarrollar algunos tipos de tumor ocular.
¿Cómo se trata un tumor ocular?
Se pueden usar diversos tratamientos, dependiendo de si el tumor ocular es canceroso o no. Normalmente los tumores no cancerosos no requieren tratamiento, a no ser que impidan el correcto funcionamiento de los órganos o que los síntomas causen malestar. Algunos tratamientos para el cáncer ocular son:
Extracción quirúrgica: El grado de la intervención depende del impacto del tumor. Puede ir desde la extracción de partes del ojo, como el iris, hasta operaciones más intrusivas, como en el caso de un tumor coroideo. También existe la posibilidad de que se tenga que extirpar el ojo en el caso de que el tumor sea demasiado grande y exista el riesgo de que provoque un daño más severo.
Tratamiento láser: El uso de este tratamiento está en declive, ya que puede causar daños en la vista. Hoy en día se usa principalmente en conjunción con otros tratamientos.
Radioterapia: Puede ser externa o interna. La radioterapia interna usa implantes para reducir los efectos negativos de la radiación en las células sanas. Estos implantes se colocan al lado o dentro del tumor y pueden ser temporales o permanentes.
En el caso de un melanoma ocular también es frecuente que se use quimioterapia, inmunoterapia y la administración dirigida de fármacos.
En conclusión
Acudir de vez en cuando al oculista puede ayudarte a identificar y tratar las posibles amenazas a tus ojos más eficazmente. La detección precoz proporciona más tiempo para la observación y para elegir un tratamiento adecuado si este fuera necesario.